al terminarse los exámenes, todos los alumnos sintieron una gran
alegría, porque habían podido leer con éxito en el libro de lectura. El
maestro, muy satisfecho de la tarea realizaba, los llamó y les dijo: --amigos
míos, quiero felicitarlos por la excelente labor rendida durante el curso, y a
la vez, invitarlos a una excursión al campo. Los niños aplaudieron alegremente.
Llegó el sábado, y salieron en el autobús de la mañana. Era la sexta excursión
que hacían ese año. El día amaneció espléndido, y los muchachos estuvieron a la
hora exacta de tomar el autobús. Ni a uno solo se le hizo tarde. Cuando
llegaron al término de su viaje, visitaron una mina de hierro, que estaba en
explotación, y después de jugar a la pelota, de comer frutas y correr cuanto
desearon, emprendieron el regreso. Volvían felices por las muchas diversiones
de que habían disfrutado.
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