yo soy gabriel,
el que está delante de dios.
He sido enviado para hablar
contigo
y comunicarte esta buena
noticia
cuando nos toca representar a un
ángel, dibujar o evocarlo... ¿qué es lo primero en lo que pensamos? Sí,
exactamente, en sus alas. Y después de ese par de esplendorosos racimos de
plumas, nos imaginamos el arito que tiene en la cabeza, la aureola. Bueno, esos
son dos elementos simbólicos que tienen un profundo arraigo en la cultura
universal de todos los tiempos. Comencemos con las alas. Como el ser humano
vive casi plantado sobre la tierra, en virtud de la acción de la gravedad, siempre percibió que cualquier ser
superior estaba encima, más arriba de su cabeza, en el cielo. Y para llegar al
cielo, subir o bajar, hacía falta algo de lo que no disponemos en forma
natural: un par de alas. Tanto es así que casi desde el principio el hombre
quiso ser como las, para remontar vuelo y atravesar grandes distancias en un
abrir y cerrar de ojos. Las primeras narraciones descubiertas en la antigua
sumeria, cuna de la civilización occidental y quizás también oriental, ya habla
de una estrecha relación entre las enormes aves, como el águila, y los hombres.♬