traductor

Mostrando entradas con la etiqueta La curiosidad infantil. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta La curiosidad infantil. Mostrar todas las entradas

martes, 29 de noviembre de 2016

La curiosidad infantil

el señor cristóbal, antiguo servidor de una rica casa de andaluces, tenía muy cerca de ochenta años, las piernas flojas y la cabeza fuerte. Aunque no estaba ya para muchos esfuerzos, ni aun para pocos, los señores, agradecidos a los favores que toda la vida les prestó, le conservaban a su lado de muy buena gana. Añadase a esto que cristóbal era hábil para entretener a la gente y que en casa había dos niños, perico y maría. Una  tarde, entre el niño y la niña agotaron, si no la paciencia, que era inagotable, la sabiduría del pobre viejo, que no lo era tanto. --cristobal, ¿cuántas estrellas hay? Preguntó perico. --según...; unas noches hay más y otras hay menos, respondió el viejo. --¿y porqué? Preguntó maría. --¡toma! Porque en las noches de luna las estrellas no salen todas. --¿la luna no es una estrella? --no; la luna... es la luna. ---¿y las estrellas? ¿dónde están sujetas? --en el aire niños, en el aire. --¿y no se pueden caer? ---no tengan cuidado, niños. Mira que viejo soy yo y no he visto caerse ninguna. --y el sol ¿dónde esta? El señor cristobal temeroso de meterse en un callejón sin salida, dio un silbido respuesta. --¿no lo sabes? --no lo había de saber (claro que éste no lo sabía). Y así la lluvia de preguntas continuaba: --oye, cristobal, ¿el tren cómo anda?
--¿el tren? ¿tú no has visto el carbón que lleva dentro? --sí.
---¿y el maquinista? --también. --pues ahí lo tienes,... no hay más que fijarse en las cosas. --oye, cristobal: ¿los fosforos son veneno? --oye, cristobal: ¿los moros son malos? --oye, cristobal: ¿por qué llueve? --oye, cristóbal: ¿quién ha sembrado los árboles? Oye, cristobal...

oye, cristobal... cuando más vivo era el tiroteo de preguntas, pasó por allí la señora de la casa y preguntó acariciándolos: ---¿son malos, cristobal? Porque si son malos, desde mañana van a la escuela. ¡no hay vacaciones! Y el señor cristóbal, suspirando y riendo a la vez, se atrevió a contestar: ---señora carmen, el que va a la escuela desde mañana desde mañana soy yo.