Cuando se pone
el niño al pecho, debe ayudársele a abarcar todo el pezón con su boca, haciendo
que, de esta forma, succione sobre la aréola. De lo contrario, la leche no
fluirá adecuadamente y la succión será dolorosa para la madre. Debe enseñársele
que la leche va fluyendo, porque la mama empieza a vaciarse aproximadamente un
minuto después de que el niño empiece a succionar. Durante las primeras
semanas, una vez se ha establecido la secreción normal de leche, puede
aumentarse gradualmente la duración de cada tetada, porque los pezones muestran
ya la resistencia debida. El recién nacido succiona generalmente durante 20 –
30 minutos, el niño de cuatro meses unos 15 minutos, y el niño de 6 – 8 meses
succiona rápida y eficazmente por espacio de 5 a 10 minutos. En ocasiones, por
ejemplo en las tetadas de las 2 y las 6 de la madrugada, en las que el volumen
de leche es menor, puede ser necesario dar al niño ambos pechos. Entonces debe
permitirsele vaciar completamente una mama y sucionar 5 – 10 minutos de la
otra. Si el niño todavía pretende continuar, debe aplicársele nuevamente a la
primera mama