un día salió para el llano un señor muy rico. Iba en compañia de su
ayudante, llamado josé. El señor comerciaba en ganado, pero nunca había ido al
llano. La mañana de la partida, él y su ayudante montaron en sus caballos y
tomaron el camino del llano. El señor no quería hacer el viaje en automóvil o
en cualquier otro vehículo, sino a caballo. Camina que camina. Así pasaron todo
el día. En la tardecita llegaron a una casa de hospedaje, donde pidieron comida
y una habitación. Comieron y se acostaron, y tan cansados estaban, que al
momento se quedaron dormidos. Al día siguiente continuaron el viaje. Como a las
diez de la mañana comenzaron a atravesar el llano. El señor se quedó
sorprendido ante la sabana inmensa sorprendido miraba todo. Por eso le preguntó
a su ayudante: --¿el llano es todo así, josé? A lo que respondió josé:
--casi todo: sabana y más sabana siempre. Pura sabana planiiita
conversando sobre el llano siguieron camino. Una bandada de garzas
levantó el vuelo desde la orilla de una laguna. Las perdices silbaban en los
pajonales. Una paraulata dejó oír su canto de oro desde un recodo del camino.
Anda que anda. Ya la noche se avecinaba. ¿acaso podían continuar con la noche?
Tenían que apurar el paso para llegar a un bosquecito no muy distante del lugar
donde se hallaban. José sabía que el bosquecito no debía estar tan lejos.
¿cuántas veces no había hecho él ese mismo viaje? Anda que anda. Al
poco rato comenzaron a ver una mancha verde bastante pronunciada. Era el
bosquecito. Sigue que sigue. Sudaban los caballos. Cerca del bosquecito pasaba
un rio. Era pequeño, pero su corriente tenía mucha fuerza. Cuando los viajeros
llegaron al bosquecito, lo primero que hicieron fue buscar los árboles
adecuados para colgar las hamacas. En el llano es peligroso dormir en el suelo,
porque abundan las culebras venenosas. Abunda la cascabel, por ejemplo el tigre
tambien acecha al ganado que se acerca a los ríos y a las lagunas a tomar agua.
Cuando el tigre tiene hambre, se esconde en los tomaderos y allí espera
pacientemente la llegada de su presa. Espera hasta que el animal se inclina a
tomar agua. Entonces salta sobre él y le clava sus agudos colmillos, a la vez
que le vuelve tiras el cuerpo con sus garras de acero. Eso hace el tigre
sanguinario. Un enorme tigre acechaba en esos días los animales que iban a
beber agua a la orilla del río.
Era un tigre con hambre. Cuando los viajeros llegaron al bosquecito,
no vieron las huellas del tigre marcadas en la arena de la playa. Pero como a
la media hora de haberse acostado, comenzaron a oír algo así como unos rugidos
profundos --¿qué será eso? ---preguntó el señor a su ayudante, a tiempo que se
sentaba en la hamaca. ---seguramente alguna vaca que viene a beber agua –dijo
el ayudante. Pero josé, buen conocedor del llano, no había oído con claridad el
rugido del animal. Pocos minutos después se volvió a oír el rugido, más cercano
aún, y fue entonces cuando josé anunció: --arregle la escopeta, señor que el
rugido es de tigre. --¿de tigre?¿estás seguro? --sí, señor, muy seguro. Ese
ruido es de tigre. --¿y no crees tú, josé, que ese animal puede llegar de un
salto hasta donde estamos nosotros? --interrogó preocupado el señor. -- es
imposible-- le respondió josé---. Estamos a buena distancia del suelo. No se
preocupe. Y así era, en verdad. El rugido lo profería un tigre. Un tigre
enorme, muy grande, que caminaba muy despacio y que mientras caminaba movía la
cabeza de un lado a otro.
Así caminando pasó por debajo de los árboles donde estaban los
viajeros y fue a detenerse un poco más allá, a la orilla del río. La luz de la
luna lo iluminaba todo. Sobre la arena de la playa, inmóviles, estaban el tigre
y su sombra fue cuando josé propuso: --¿disparamos, seño? --¿y piensas tú que
no hay ningún peligro? --no, no hay –manos a la obra entonces –dijo resuelto el
señor--. Apuntemos al mismo tiempo. --¡pipum! ¡pipum! --retumbaron los dos
disparos en la tranquilidad de la noche. El tigre dio un salto, cayó al suelo y
desapareció arrastrándose por entre unos matorrales –le pegamos bien--- exclamó
josé con alegría---. Pero es bueno esperar la mañana, porque no se sabe si está
muerto. Y agregó al instante: -- tigre mal herido es más peligroso que tigre
sano. Al dia siguiente, muy temprano, los viajeros bajaron de los árboles. Un
reguero de sangre señalaba al camino que había tomado el tigre. A corta
distancia lo hallaron, tendido en un mogote. Estaba muerto. Era un hermoso
tigre rojo con finas manchas negras como puñales. Largo rato estuvieron
contemplándolo. Después le sacaron el cuero. Tres zamuros descendían en línea
recta desde lo alto del cielo, como si hubieran divisado ya los restos del
animal
con el cuero sobre las ancas del caballo de josé, los viajeros
continuaron el viaje. Anda que anda llano adentro por los caminos con sol. Un
sol duro y metálico que caía sobre todas las cosas pero ya los viajeros nada
sentían de cansancio ni de distancias. Por el contrario, medida que avanzaban,
aumentaba en ellos el regocijo y la satisfacción ¿no era acaso un tigre lo que
habían matado? ¿un verdadero tigre? ¡un tigre!